
Hay una escalera
hacia la cúpula de tu risa,
pero yo no sé dónde está,
no sé si la amaré.
Hay un denominador común
para todos los aspectos
del ciclo del amor,
de las noticias de siempre,
de la cadencia de la música
que me envuelve.
Hay un tirante
que nos equilibra
el equilibrio de nuestro amor,
que nos hace no caer
sostenidos por el encuentro.
Hay voces que son siempre iguales
si así las requiere el frío.
Hay un sueño que nos mantiene
nuestro sueño
cuando la rutina
intenta deshojarlo.
Hay proyectos personalmente plurales
(te llamo allí
aunque desconozca tu nombre).
Hay un corazón
que late un “nosotros”
a pesar de que nos cubra
la soledad.
Hay una salvación
en la noche profunda
a la que me entrego
como mujer, como mente,
como todo en un aparente nada.
Hay un fuego infinito
detrás de tu mirada,
voy a verlo, lo sé,
voy a consumirme en él,
lo sé…
hacia la cúpula de tu risa,
pero yo no sé dónde está,
no sé si la amaré.
Hay un denominador común
para todos los aspectos
del ciclo del amor,
de las noticias de siempre,
de la cadencia de la música
que me envuelve.
Hay un tirante
que nos equilibra
el equilibrio de nuestro amor,
que nos hace no caer
sostenidos por el encuentro.
Hay voces que son siempre iguales
si así las requiere el frío.
Hay un sueño que nos mantiene
nuestro sueño
cuando la rutina
intenta deshojarlo.
Hay proyectos personalmente plurales
(te llamo allí
aunque desconozca tu nombre).
Hay un corazón
que late un “nosotros”
a pesar de que nos cubra
la soledad.
Hay una salvación
en la noche profunda
a la que me entrego
como mujer, como mente,
como todo en un aparente nada.
Hay un fuego infinito
detrás de tu mirada,
voy a verlo, lo sé,
voy a consumirme en él,
lo sé…
Fotografía de Bernabé Jirón
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