lunes, 13 de junio de 2011

Como un profeta en un mundo extraño,

con una voz que suena como mil voces,

con sirenas en los cielos y ángeles en los océanos,

cerrando mis ojos e imaginando

que la puerta de mi jardín está abierta,

que este florece en una eterna noche buena,

tan hormonal, tan maternal, tan en soledad,

siguiendo los pasitos que la niña que supe ser me marcó,

cuando siento que está tan cerca el sueño

y se desvanece en mis ojos,

no frente ni detrás, sino dentro de ellos…

Con el alma en la garganta

gritando en el silencio,

siendo silencio milenario.

Llora el sentimiento

que se ha convertido en flores marchitas,

todo es mudo, lejano, frío,

toda mi persona lo es,

parece irremediable, irreversible, letalmente real…

Se traduce todo en un nombre

y en este presente implacable.

Alejandra


Nadie sabe por qué

ese día te vi y me sentí en ti.

Nadie podrá explicar (asumo)

por qué tu dolor es mi dolor,

por qué mi piel entiende a tu piel,

por qué nuestras manos escriben

semejanzas con espinas.

Hoy quiero que todo arda,

que mis extremidades ardan,

que mis líneas ardan,

que mi amor arda,

que mis ojos sangren,

que mi esencia brille

en un fulgor infinito.

Tengo guía, he tenido voz.

Muchos años antes de mi

hubo una mujer

con un corazón roto en pedazos,

con una locura extraordinaria.

Te leo y me leo…

Tu mensaje trasciende dimensiones,

y lo recibo a gusto.

Alejandra te llamabas,

Alejandra, me llamaste!

Aquí estoy yo, continuándote,

continuando aquel legado.

jueves, 3 de marzo de 2011


Este atardecer se despide de la muerte
celebrando la vida que comienza a nacer,
con un cielo magnífico de febrero,
con un fuego ancestral que agoniza
por el horizonte del oeste.
Los niños pierden de sus fauces
el suave dulzor del juego de verano,
marchan los humanos a su muerte
vestidos con ataúdes algodonados.
Al tiempo que se enciende mi mirada,
yo camino, yo respiro, yo VIVO.

miércoles, 19 de enero de 2011

Pa

Él se levanta ahora temprano,
él toma café leyendo el diario,
calentando el espacio
con amor y radio.
Prepara dulces abrazos en tazas humeantes,
se llena el pecho de santos y de aplausos.
Todavía no asoma el sol por las ventanas
pero él ya está al mando del barco.
Perfecto por todos lados,
peinado y afeitado,
levanta del sueño a sus Princesas,
la Reina aun esta dormitando.
Escuché por algún lado
que en otros espacios todo es posible,
es por eso que ahora él
tiernamente me esta mirando.
Todo huele a uniforme nuevo,
a murmullo tibio de invierno
de algún año sin tiempo ya,
de algún día cualquiera en el cálido hogar.
No me importa lo que digan estos tiempos de hoy,
porque aún en ese espacio nada cambió,
sólo un poco mi estatura
y un poco el color de su voz.

lunes, 3 de enero de 2011

Des-Velo


Se abrieron ante mí las puertas de mis tormentos,
se abrió mi pecho, se partió completo,
escupió las dagas brillantes, escupió las dagas de fuego.
El viento azotaba todo, el viento quería derrumbar mi suelo,
pero no podía contra lo que ya estaba hecho,
no podía evitar que mis lágrimas llegaran al cielo…
Caen las tempestades ante mis pies,
caen los caóticos momentos íntimos,
las derrotas, los peores sueños,
no hay mirada, no hay ojos, no hay manos, no hay piel…
No hay limites entre mi mente y el universo,
no hay sólo una mente, no hay sólo un universo…
Infinito es el espacio que se me presenta,
infinita la noche que me alimenta,
aunque vaya sola, aunque “él” esté lejos,
ya no temo, ya no guardo silencio…

lunes, 13 de diciembre de 2010


Conocida oscuridad,
desvelo del desvelo
en el que a menudo caigo
y la realidad se convierte en sueño.
Follaje de luces,
sólo luces vos y yo,
perdidos en el follaje
somos sólo luz y amor.
Tu nombre me remite
a despegar a otro espacio,
imaginar tus ojos imaginando,
sonreír cuando apareces
casi sin poder evitarlo.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Esta Mañana

Hay un universo infinito y misterioso
detrás de esa mirada blanca,
hay un ser de luz que busca la luz
detrás de tu nombre…
Hay un puñal clavado en mi alma
que anhelo que retire tu amor.
Hay un verso que no ha nacido de tu boca
y quiere mi silencio ser destruido por él.
Hay una conciencia “gregoriana”
que lucha por retenerme,
mientras el viento de ese jardín sideral
me llama con susurros, con caricias.
Voy a ese viento con cautela,
pero voy a ese viento.



















Fotografía de Romina Ortega