
Nadie sabe por qué
ese día te vi y me sentí en ti.
Nadie podrá explicar (asumo)
por qué tu dolor es mi dolor,
por qué mi piel entiende a tu piel,
por qué nuestras manos escriben
semejanzas con espinas.
Hoy quiero que todo arda,
que mis extremidades ardan,
que mis líneas ardan,
que mi amor arda,
que mis ojos sangren,
que mi esencia brille
en un fulgor infinito.
Tengo guía, he tenido voz.
Muchos años antes de mi
hubo una mujer
con un corazón roto en pedazos,
con una locura extraordinaria.
Te leo y me leo…
Tu mensaje trasciende dimensiones,
y lo recibo a gusto.
Alejandra te llamabas,
Alejandra, me llamaste!
Aquí estoy yo, continuándote,
continuando aquel legado.
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