jueves, 3 de marzo de 2011


Este atardecer se despide de la muerte
celebrando la vida que comienza a nacer,
con un cielo magnífico de febrero,
con un fuego ancestral que agoniza
por el horizonte del oeste.
Los niños pierden de sus fauces
el suave dulzor del juego de verano,
marchan los humanos a su muerte
vestidos con ataúdes algodonados.
Al tiempo que se enciende mi mirada,
yo camino, yo respiro, yo VIVO.